Dios es Todopoderoso, dueño del cielo y de la tierra, es nuestro Padre y a Él debemos amor y respeto. Pero, por ser seres humanos somos pecadores, lo ofendemos con nuestras acciones y pensamientos. En este momento debemos sincerarnos con Él, aceptar nuestras culpas y pedirle perdón de todo corazón. Él es un Dios de amor, sólo debemos arrepentirnos de corazón. Lo podemos hacer por medio de esta oración:
Señor Jesús, hoy me presento ante ti, humildemente arrepentido de mis pecados. Tú nos has enseñado el camino del amor, el camino del bien, pero mi alma débil y perturbada ha sucumbido al pecado, estoy arrepentido Señor. Sé que desde mi nacimiento vengo marcado con el pecado capital que Tú nos borras con el Sacramento del bautismo, pero con mis acciones vuelvo a quedar marcado por el pecado. Dios Padre, hoy vengo a confesarme ante Ti, abriendo mi corazón arrepentido. Vengo a pedirte que me perdones por desobedecer tus mandatos, por permitir que la ira invada mi corazón, por herir los sentimientos de los demás, por codiciar los bienes de mi hermano, por no ser solidario, honesto, generoso, por juzgar duramente a las demás personas, por no ser un buen hijo(a), padre (madre), esposo (a), hermano (a), vecino (a), compañero (a), por ser perezoso, avaricioso, codicioso, por sentí envidia, por todas esas acciones y pensamientos que van en contra de tus leyes (aquí puedes decir esa ofensa que has cometido y que sientes que te aleja del amor de Dios) y que hacen que me aleje de Ti. Te pido que me perdones, estoy arrepentido. Dame un nuevo corazón lleno de amor y paz para poder discernir entre lo bueno y lo malo y poder así alejarme del mal. Purifica mi alma Señor y ayúdame a ser un hijo obediente y digno de Ti. No quiero volver a caer en esa situación de pecado que me aleja de tu amor, que me aleja de Ti. Perdóname Señor, hoy me inclino ante ti y te prometo que me alejaré del mal y me convertiré en un instrumento de tu amor.
Amén.