Cuarto Día de la Novena de la Divina Misericordia

«Deseo que durante estos nueve días encamines almas hasta el manantial de Mi misericordia, para que encuentren allí la fortaleza, el refugio y toda aquella gracia que necesiten en las penalidades de la vida, y especialmente en la hora de la muerte. Cada día traerás a Mi corazón un grupo de almas diferentes y las sumergirás en el océano de Mi misericordia y Yo conduciré todas esas almas a la mansión de Mi Padre… Todos los días implorarás a Mi Padre gracias para esas almas en atención a los méritos de mi amarga Pasión.»

DÍA CUARTO

Por los que no creen y todavía no 
conocen la Divina Misericordia.

Piadosísimo Jesús, Tú que eres Luz del género humano, recibe en la morada de Tu corazón lleno de compasión, las almas de aquellos que todavía no creen en Ti, o que no te conocen. Que los rayos de Tu gracia los iluminen para que también, unidos a nosotros, ensalcen tu maravillosa misericordia, y no los dejes salir de la morada de Tu corazón desbordante de piedad.

Padre Eterno, vuelve Tu piadosa mirada a las almas de aquellos que no creen en Tu Hijo, y a las de aquellos que todavía no te conocen, pero anidan en el Compasivo Corazón de Jesús. Aproxímalos a la luz del Evangelio. Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédeles que también ellos ensalcen la generosidad de Tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

CORONA DE LA DIVINA MISERICORDIA

– Comenzar con un Padrenuestro, Ave María y Credo, y luego, con la ayuda de las cuentas de un rosario:

– Al inicio de cada decena decir:

«Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, en expiación de nuestros pecados y los del mundo entero.»

– En cada cuenta pequeña de las decenas decir:

«Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.»

– Al terminar las cinco decenas, repetir tres veces:

«Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, Ten misericordia de nosotros y del mundo entero».

Jaculatoria final: «Oh sangre y agua que brotasteis del Corazón de Jesús como una fuente de misericordia para nosotros, en Vos confío».

Se puede concluir la corona con el rezo dela Salve.

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