
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha estĆ” la reina,
enjoyada con oro de Ofir.
Escucha, hija, mira: inclina el oĆdo,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado estĆ” el rey de tu belleza:
póstrateante él, que él es tu señor.
Las traen entre alegrĆa y algazara,
van entrando en el palacio real. (Salmo 44)
SeƱor JesĆŗs, esta maƱana puedo abrir nuevamente mis ojos y ver la luz de un nuevo amanecer, y eso sólo es obra tuya. Padre, TĆŗ que hiciste que pudiera levantarme, haz que se ilumine mi corazón y que mis labios se abran para que te alabe diciĆ©ndote: āSanto eres tĆŗ, oh Dios, por todas las intercesiones de tu Santa Madre, ten piedad de miā.
Te doy gracias Padre a esta hora que me levanto porque gracias a tu gran bondad y paciencia no has manifestado ira en mi contra, ya que soy pecador y porque no me has hecho desfallecer debido a mis transgresiones, sino que me has hecho ver tu conocido amor por los hombres y me has despertado de mi letargo, para que asà pueda cantarte a ti el himno mañanero y venerar tu grandeza.
Dale luz a mi entendimiento, haz que mis oĆdos se abran a tus palabras, y ensƩƱame tus dictĆ”menes. Haz que yo sea instrumento de tu voluntad, dame el Ć”nimo para cantarte, confesarme ante Ti y exaltar tu nombre, oh Padre, Hijo y EspĆritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
AmƩn.