
Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas que superan mi capacidad.
Sino que acallo y modero mis deseos,
como un niƱo en brazos de su madre. (Salmo 130))
Padre amado, en este nuevo dĆa que esta por empezar vengo a entregarte toda mi vida, toda mi alma, todo mi ser. Te pido que cada uno de los pasos que dĆ© el dĆa de Hoy sean de tu agrado, y que no mueva yo un dedo si tĆŗ antes no lo has aprobado.
Querido Dios, tengo muchos proyectos, muchas metas que cumplir, pero te pido que no me embargue la ambición ni la vanidad, por el contrario, aprenda a vivir siempre con un corazón humilde.
Señor, Tú siempre buscas mi bien y que quieres mi salvación eterna, te pido que me ayudes a caminar siempre por tus sendas, que no te decepcione, que viva una vida santa y plena, haciendo el bien y siempre aclamando tu santo nombre, de ahora y para siempre.
AmƩn.