
Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. (Salmo 1)
Dios nuestro Señor, Hoy me despierto lleno de optimismo y amor que proviene de tu presencia y del espíritu de tu nacimiento y vengo a pedirte que me permitas encontrar reconciliación y redención en Jesucristo.
Padre amado, te pido que me protejas y me ayudes con tu amor supremo, que permitas que todas las naciones vean tu gracia y vean la victoria sobre todo pecado e injusticia, que hagas que tu justicia llegue a la tierra y que la paz llene todo corazón humano y lo muestren en vida.
Permite, Padre amado, que todo lo que me suceda sirva al bien. Ayúdame a mirar siempre a ti, Señor y Dios nuestro, porque tú tienes el poder para dirigir y convertir todo a su correcto propósito. Que en estos días próximos al nacimiento del hijo de Dios sean de recogimiento, paz y reconciliación.
Amén.