Devoción al Niño Jesús de Praga

Aunque su festividad se celebra el primer domingo del mes de junio, el 25 de enero se conmemora la solemnidad del Niño Jesús de Praga . De hecho, durante estos días, la hermandad del Carmen de San Cayetano, que lo incluye como titular, ha llevado a cabo un solemne triduo en su honor que culminará este miércoles con la celebración de una función principal.

La historia cuenta que la devoción al Niño Jesús de Praga surgió a comienzos del siglo XVII . En 1620, el emperador de Alemania, Fernando II, en agradecimiento por una victoria conseguida en una batalla, fundó un convento de Padres Carmelitas en Praga. En torno a 1628 estalló en la ciudad una guerra, y el monasterio sufrió grandes penurias y calamidades que hacían muy difícil la vida de sus religiosos.

Todo esto cambiaría gracias a la princesa Polixena Lobkowitz , quién sintiendo profundamente las necesidades de los Carmelitas, decidió regalar a los religiosos una pequeña imagen del Niño Jesús. La talla, de unos 48 centímetros y realizada en cera , representaba al Divino Infante de pie, con la mano derecha levantada en actitud de bendecir, mientras que con la izquierda sostiene un globo dorado que representa a la tierra. La imagen, de la que se dice que es de origen español , había sido regalada con anterioridad por la madre de la princesa con motivo del matrimonio de su hija.

La imagen fue colocada en un lugar de privilegio por los Carmelitas y el convento comenzó a mejorar sus condiciones gracias a la intermediación del Niño Jesús. Poco tiempo después, en 1631, estallaría de nuevo una guerra, por lo que los religiosos se vieron obligados a abandonar el convento , y la imagen del milagroso Niño fue ultrajada y arrojada a los escombros por los invasores. En 1635 los Carmelitas regresarían a Praga, y uno de los monjes, el padre Cirilo , encontró la imagen entre los escombros, devolviéndola al culto. Tras examinar la imagen, el monje descubrió que tenía sus manos mutiladas Estando el padre Cirilo rezando ante la imagen, oyó una voz que le decía «tened piedad de mí y yo me apiadaré de vosotros. Devolvedme mis manos y yo os devolveré la paz. Cuanto más me honrareis, tanto más os bendeciré» .

Tras examinar la imagen, el monje descubrió que tenía sus manos mutiladas , empezando desde entonces a buscar fondos para poder repararla. Tras muchas vicisitudes y respuestas negativas a las rogativas del padre Cirilo, un día se presentó un desconocido que se ofreció voluntariamente a reparar los desperfectos de la imagen. Tras ello, sus devotos recibieron desde aquel momento grandes beneficios. Finalmente, en 1642, la princesa Lobkowitz edificó un santuario en su honor, al que acudían devotos de todos los lugares del mundo. En 1655, el conde Martinitz, Marqués de Bohemia, regalaría una corona de oro esmaltada con perlas y diamantes . Su reputación milagrosa se expandió por todos los lugares del mundo hasta convertirse en una de las devociones más importantes de la historia . De hecho, Santa Teresa de Jesús profesaba un gran fervor al Divino Niño.

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