
Oh, Santa María la Antigua,
Patrona de Panamá;
Tú que conoces todas las luchas,
anhelos, tristezas y alegrías de nuestro pueblo
acompañándole con amor maternal,
en esta etapa de la Nueva Evangelización,
ponemos bajo tu amparo a nuestra Nación
y a todos los que habitamos en ella,
para que como Tú,
podamos con fidelidad, entrega y amor
cumplir la misión a la que hemos sido llamados
como testigos y discípulos misioneros del Evangelio.
Te pedimos muy especialmente
por nuestras familias,
para que florezcan en ellas los valores
que brillaron en la familia de Nazaret,
en la que Tú resplandeciste
como una Madre abnegada
junto al Justo San José,
cuidando ambos fiel y generosamente
del Verbo de Dios que habitó entre nosotros.
Intercede por esta Iglesia panameña,
para que surjan vocaciones a la vida presbiteral,
a la vida consagrada
y a la vida laical comprometida,
de manera que nunca falten
el pan de la Palabra y de la Eucaristía,
pues como dice el Evangelio:
la mies es mucha y los obreros pocos.
Acuérdate de tus hijos,
quienes te aclamamos y confiamos en Ti,
con la confianza de que intercedes por nosotros,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.