Devoción al Santo Niño de Atocha

La devoción al Santo Niño de Atocha, advocación del Niño Jesús, surge de la fusión del continente Americano y Europeo, específicamente entre los países México y España. Y es que en el pueblo  de Atocha, España, hace años atrás muchos cristianos estaban en prisión debido a la fe que profesaban y sólo estaba permitido que los niños menores de 12 años los visitaran para llevarles alimentos. Fue entonces cuando un joven niño comenzó a visitar y alimentar a los prisioneros.

Ninguno de los otros niños ni los mismos prisioneros sabían quién era, pero la pequeña vasija de agua que llevaba nunca estaba vacía, y la canasta siempre estaba llena de pan para alimentar a todos los desafortunados prisioneros que no tenían niños propios que les trajeran alimentos, es por esto que al Santo Niño de Atocha se le representa portando un sombrero de ala y capa de peregrino, además de un bastón, un “calabazo” para el agua y una canasta para el pan.

Años después en la aldea de Plateros, México, los españoles llevaron la devoción a la Virgen de Atocha, colocando en un altar de la iglesia una hermosa imagen española de Nuestra Señora y su Niño Divino. La imagen desapareció y pronto esculpieron unas nuevas que se podían separar. Y fue así como comenzaron a crecer los milagros y con ello los devotos a este hermoso Niño. El Santo Niño de Atocha goza de una gran devoción en México, extendiéndose especialmente en los estados de Zacatecas, Chiapas, Aguascalientes y San Luis Potosí.

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