Devoción a la Divina Misericordia

La devoción a Jesús como la Divina Misericordia comenzó a propagarse en el año 1938y surge por los relatos que una monja polaca llamada Santa María Faustina Kowalska, escribió en su diario acerca de las revelaciones que recibió sobre la Misericordia de Dios.

Dijo JesĆŗs a Sor Faustina – escribe, habla a las almas de esta gran misericordia MĆ­a, porque estĆ” cercano el dĆ­a terrible, el dĆ­a de Mi justicia (Diario 965). Hija MĆ­a, no dejes de proclamar Mi misericordia (Diario 1521). Hija MĆ­a, habla al mundo entero de la inconcebible Misericordia MĆ­a (Diario 699). TodavĆ­a queda tiempo, que recurran, pues, a la Fuente de Mi Misericordia, se beneficien de la Sangre y del Agua que brotó para ellos (Diario 848). Escribe: Antes de venir como juez justo abro de par en par la puerta de Mi misericordia. Quien no quiera pasar por la puerta de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi justicia (Diario 1146). Vemos pues por quĆ© tantas veces aparece en el Diario de Sor Faustina esta exhortación de JesĆŗs que a travĆ©s de santa Faustina va dirigida al mundo entero y a toda la Iglesia.

A las almas que propagan la devoción a Mi misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariƱosa a su niƱo reciĆ©n nacido y a la hora de la muerte no serĆ© para ellas Juez sino Salvador misericordioso (Diario 1075). Ɖsta es la promesa que JesĆŗs hizo a todos aquellos que proclamen la Misericordia, lo hagan como lo hagan. A los sacerdotes, el SeƱor les hizo una promesa adicional: Diles a Mis sacerdotes que los pecadores mĆ”s empedernidos se ablandarĆ”n bajo sus palabras cuando ellos hablen de Mi misericordia insondable, de la compasión que tengo por ellos en Mi Corazón. A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi misericordia, les darĆ© una fuerza prodigiosa y ungirĆ© sus palabras y sacudirĆ© los corazones a los cuales hablen (Diario 1521).

Estas promesas muestran claramente qué significado tiene el hecho de difundir la devoción a la Divina Misericordia, puesto que Jesús promete a todo aquel que asuma esta tarea su protección maternal, tanto en esta vida y como en el momento de la muerte. La difusión del culto de la Misericordia es pues una de las formas de la devoción a la Divina Misericordia, a parte de la imagen de la Misericordia, la Fiesta de la Divina Misericordia, la Coronilla de la Divina Misericordia y la Hora de la Misericordia, ya que también esta prÔctica de devoción, es decir, la divulgación de la Divina Misericordia, es objeto de las promesas de Jesús, de las que todos se pueden beneficiar.

Algunas de las revelaciones de Nuestro SeƱor a Santa Faustina son…

ā€œExijo de ti obras de Misericordia que deben surgir del amor hacia MĆ­. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarteā€ (Diario 742).

AsĆ­ como lo mandan los evangelios ā€œSean Misericordiosos asĆ­ como su Padre en el Cielo es Misericordiosoā€, piden que seamos misericordiosos con nuestro prójimo ā€œsiempre y en todo lugarā€ parece imposible de cumplir pero el SeƱor asegura que es posible. ā€œCuando un alma se acerca a MĆ­ con confianza, la colmo con tal abundancia de gracias que ella no puede contenerlas en sĆ­ misma, sino que las irradia sobre otras almasā€ (Diario 1074).

ĀæCómo irradiamos la Misericordia de Dios a nuestro prójimo? Por medio de nuestras acciones, palabras y oraciones. Ɖl le dice a Sor Faustina, ā€œen estas tres formas estĆ” contenida la plenitud de la misericordiaā€ (Diario 742). Todos hemos sido llamados a practicar estas tres formas de misericordia, pero no todos somos llamados de la misma manera. Tenemos que preguntarle al SeƱor, quien comprende nuestras personalidades individuales y nuestra situación, que nos ayude a reconocer las diversas formas con que podemos poner en prĆ”ctica Su Misericordia en nuestras vidas diarias.

Si pedimos la Misericordia de Nuestro SeƱor, confiamos en su Misericordia y vivimos llevando y esparciendo su Misericordia, nunca escucharemos decir, ā€œsus corazones estĆ”n lejos de mĆ­ā€, sino que veremos realizada en nosotros la hermosa promesa de JesĆŗs, ā€œbienaventurados los misericordiosos, ya que ellos obtendrĆ”n Misericordiaā€¦ā€

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