
EscĆŗchame cuando te invoco, Dios, defensor mĆo;
tĆŗ que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mà y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuÔndo ultrajaréis mi honor,
amarƩis la falsedad y buscarƩis el engaƱo? (salmo 4)
SeƱor JesĆŗs, en el silencio de este nuevo amanecer vengo a implorarte que tengas compasión de mĆ. Te reconozco como mi Padre y mi salvador. Si estoy contigo, no necesito nada mĆ”s. Tu poder, tu amor y tu misericordia me acompaƱan siempre y principalmente en los momentos de tribulación, enfermedad, pena y dolor.
Padre amado, hoy la angustia que me asalta y por ello, acudo a ti fuente de toda santidad, ayuda y amor, para que me restablezcas, para que el sentido de la alegrĆa y de vivir vuelva a mĆ, independientemente de las enfermedades, penas, tristezas, soledades y deslealtades que me ha tocado vivir.
TĆŗ eres seƱor la plenitud, el gozo la salvación, la sanación y la solución a todos los problemas: pasados, presentes y futuros. AyĆŗdame en la sanación de mis males, de mis tragedias y de mis problemas. SĆ© que por puro amor, piedad y misericordia tuya, serĆ© liberado de los profundos dolores que me causan aquellas situaciones. Solamente tĆŗ puedes hacerlo, te entrego seƱor en este momento, todos mis pecados, todas mis aflicciones, todos mis malos pensamientos, todos mis problemas, todas mis tragedias, mis afanes, mis preocupaciones y mis angustias, porque me he encomendado a ti, he puesto en tus manos y en tu gran poder, mi destino, mi futuro, mi suerte mi vida toda, pongo mi confianza en ti con todas las fuerzas de mi corazón y de mi espĆritu.
AmƩn.