
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre..(Salmo 116)
Señor Jesús, Hoy mi alma te glorifica y mi espíritu se regocija en Ti, porque te has dignado fijarte en mi vida y has hecho grandes cosas por mí. ¡Santo es Tu nombre! De generación en generación se extiende Tu misericordia a los que te temen.
Padre, te adoro porque has hecho proezas con Tu brazo y desbarataste las intrigas de los soberbios que me rodean. Bendito seas, Señor, porque has venido a salvarme y a librarme de todo mal y peligro.
Proclamaré Tu nombre eternamente y te cantaré alabanzas. A Ti doy gloria Hoy y siempre. Tuyo es el dominio y el poder, ahora y para siempre. Te doy gloria, Señor, te adoro y te bendigo.
Amén.