
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impĆos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cĆnicos;
sino que su gozo es la ley del SeƱor,
y medita su ley dĆa y noche. (Salmo 1)
Señor Jesús, hoy nuevamente vengo a dejar mis proyectos, mi vida, mis sueños y mi libertad en tus sagradas manos. Desde hoy mi felicidad serÔ amarte y servirte buscando hacer tu voluntad.
Recibe Señor en tus manos la ofrenda que hoy vengo a traer ante Ti. Vengo a entregarte toda mi vida. Toda mi alma, todo mi ser, y ser instrumento de tu infinito amor y bondad. Ayúdame a ser una mejor persona.
SeƱor aquĆ estoy, TĆŗ sabes como soy, con tu gracia transforma mi alma, limpia mi corazón. SeƱor, haz que en mĆ siempre crezca esta sed de querer que en tus aguas profundas pueda un dĆa beber.
AmƩn.