Devoción a San Juan Bosco

Juan Bosco fue un sacerdote y pedagogo italiano, fundador de la orden salesiana, que dedicó su vida a la formación y el trabajo. Desde muy pequeño trabajó en toda clase de oficios con el fin de pagar sus estudios.

Desde que se encontraba en el seminario sentía una viva preocupación por la suerte de los niños pobres de los barrios obreros de Turín, que vivía por aquellos años el auge de la Revolución Industrial, y particularmente por su imposibilidad de acceso a la educación. Después de ordenarse como sacerdote, fundó el Oratorio de San Francisco de Sales, estableciendo las bases de la Congregación de los sacerdotes de San Francisco de Sales, o salesianos y de su rama femenina, el Instituto de Hijas de María Auxiliadora, dedicadas a la enseñanza de los niños pobres.

San Juan Bosco murió la madrugada del 31 de enero de 1888 en Turín. Durante tres días, la ciudad piamontesa desfiló ante su capilla ardiente, a cuyo entierro acudieron mÔs de trescientos mil fieles. Fue beatificado en 1929 y canonizado en 1934, durante el pontificado de Pío XI; para su canonización se presentaron seiscientos cincuenta milagros obrados por él. Su festividad se conmemora el día de su fallecimiento, el 31 de enero.

Ā La vida de San Juan Bosco era una plegaria constante. DecĆ­a Don Bosco: “Orar quiere decir levantar el corazón a Dios y entretenerse con Ɖl, por medio de los santos pensamientos y devotos afectos. Por eso, cada pensamiento y cada mirada a Ɖl es oración cuando estĆ” unido a un sentimiento de piedad”.​​

  • Quien piensa en el SeƱor y en sus infinitas perfecciones, y en este pensamiento experimenta un afecto de alegrĆ­a, de veneración, de amor, de amor, de admiración,ora.
  • Quien considera los grandes beneficios recibidos del Creador y lo reconoce, ora.
  • El que en los peligros de su inocencia y de la virtud, consciente de su propia debilidad suplica al SeƱor ayuda, ora.
  • Quien en la contricción del corazón se dirige a Dios y recuerda que ha ultrajado al Padre, ofendido al Juez y ha perdido el mĆ”s grande de los bienes, pide perdón y propone enmendarse, ora.

He aquĆ­ como deberĆ­a ser hecha la plegaria segĆŗn Don Bosco:

  1. Quien ora no debe tener conciencia de pecado mortal.
  2. Debe orar inspirado por la fe, porque sin ella es imposible rezar bien.
  3. Rezar con mucha humildad.
  4. Orar, en primer lugar, por las cosas espirituales: como el perdón de los pecados, la luz para conocer la voluntad divina y nuestros errores, la perseverancia en las virtudes. Después, por los bienes temporales, la curación, los medios que necesitamos para vivir.
  5. Orar en nombre de Jesús para obtener de Dios, por los méritos de nuestro Divino Salvador.
  6. Orar con la convicción de ser escuchado.
  7. Il El Señor oye, de modo especial, la oración hecha en el momento de la Elevación de las Especies Sacramentales. Id con frecuencia a visitar al Señor y el demonio no os vencerÔ.

En la oración diaria hacía repetir tres veces la jaculatoria: Querida Madre, Virgen María, haced que se salve mi alma, seguida de un Avemaría.

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