
Inmaculada Madre de Dios, Reina de los cielos, Madre de misericordia, abogada y refugio de los pecadores: he aquí que yo, iluminado y movido por las gracias que vuestra maternal benevolencia abundantemente me ha obtenido del Tesoro Divino, propongo poner mi corazón ahora y siempre en vuestras manos para que sea consagrado a Jesús.
A Vos, oh Virgen santísima, lo entrego, en presencia de los nueve coros de los ángeles y de todos los santos; Vos, en mi nombre, consagradlo a Jesús; y por la filial confianza que os tengo, estoy seguro de que haréis ahora y siempre que mi corazón sea enteramente de Jesús, imitando perfectamente a los santos, especialmente a San José, vuestro purísimo esposo.
Amén.
Oración a la Caridad del Cobre
Santa María de la Caridad, que viniste como mensajera de paz, flotando sobre el mar.
Tú eres la Madre de todos los cubanos.
A ti acudimos, Santa Madre de Dios,
para honrarte con nuestro amor de hijos.
En tu corazón de Madre ponemos nuestras ansias
y esperanzas, nuestros afanes y
nuestras súplicas:
Por la Patria desgarrada,
para que entre todos construyamos
la paz y la concordia.
Por las familias, para que vivan
la fidelidad y el amor.
Por los niños, para que crezcan sanos
corporal y espiritualmente.
Por los jóvenes para que afirmen su fe
y su responsabilidad en la vida y
en lo que da el sentido a la vida.
Por los enfermos y marginados,
por los que sufren en soledad,
por los que están lejos de la Patria,
y por todos los que sufren en su corazón.
Por la Iglesia cubana y su misión evangelizadora;
por los sacerdotes
y diáconos; religiosos y laicos.
Por la victoria de la justicia y
del amor en nuestro pueblo.
¡Madre de la Caridad,
bajo tu amparo nos acogemos!
¡Bendita tú entre todas las mujeres
y bendito Jesús, el fruto de tu vientre!
A Él la gloria y el poder,
por los siglos de los siglos. AMÉN.
Oraciones finales : Un Padrenuestro…,
tres Avemarías…, un Gloria…