
Gracias, Señor, por el privilegio de ser un odontólogo,
Por dejarme servir como tu instrumento para ministrar a los enfermos y afligidos,
Permíteme siempre tratar con respeto la vida humana que has traído a la existencia y a la que sirvo,
Aumenta mi amor por la gente, para que siempre me entregue con alegría y generosidad a los afectados por la enfermedad y el dolor,
Ayúdame a escuchar con paciencia, diagnosticar cuidadosamente, prescribir a conciencia, y tratar con suavidad,
Enséñame a mezclar mansedumbre con habilidad,
Para ser un odontólogo con el corazón y con la mente
Amén.