
SeƱor, te estoy llamando, ven deprisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde. (Salmo 140)
Señor, Padre amado, hoy vengo a pedirte que me escuches y que me ayudes en estos momentos de preocupación que necesito tanto de ti. Ven a mà y sé mi ayuda.
No sĆ© todos los planes que tienes para mĆ pero sĆ© que quieres mi bienestar, ensƩƱame tu camino para andar con pie firme y sin desmayar por Ć©l, que confĆe y nunca dude de tu presencia y tu poder, quita mi estrĆ©s, que no viva con ansiedad.
Hoy quiero descansar mis pensamientos y dejar toda preocupación en tus manos poderosas, ya no habrÔ nada que me quite la paz.
Gracias por que siempre escuchas mi oración y me liberas de toda angustia y aflicción.